Te contamos la historia y el concepto que subyace a la etiqueta. “ Bajo un cielo tapizado de estrellas, una mujer llega a Mendoza con un sueño y la determinación de hacerlo realidad. Una casilla le hace de refugio los primeros años. No hay más certezas que la tierra bajo sus pies y el cielo sobre su cabeza. En esas noches silenciosas, con la constelación Caelum brillando sobre ella, imagina el futuro que quiere construir. Con el tiempo, el viñedo crece y, junto a él, los pistachos que ella misma plantó. La finca encuentra su propio ritmo, donde las vides y los árboles comparten el suelo en un equilibrio natural. La vida se ordena como el cosmos: cada elemento en su lugar, en perfecta armonía. Su signo, Libra, se manifiesta en cada decisión, en cada vendimia, en la búsqueda constante de balance entre la naturaleza y la intervención humana “. Hoy, ese recorrido toma forma en este vino ícono, la culminación de años de dedicación. La etiqueta es su historia, un mapa de estrellas que une el pasado con el presente, con la constelación que siempre la acompañó como testigo de su camino. Es más que un vino: es el reflejo del equilibrio que encontró en la tierra, en el viñedo y en su propia vida.